Diciembre es una etapa curiosa para quienes están en plena búsqueda laboral. A simple vista parece un mes “muerto”: fiestas, brindis, compras de último momento, vacaciones que empiezan a asomarse. Sin embargo, detrás de toda esa energía festiva, el mundo laboral no se detiene.
Y ahí surge la misma pregunta de todos los años:
¿Tiene sentido seguir buscando trabajo o es mejor esperar a enero?
Diciembre no es un mes vacío; es un mes silencioso.
Mi experiencia lo demuestra una y otra vez: diciembre no es un período sin oportunidades, sino uno donde las oportunidades se mueven más en silencio.
Mientras gran parte de los candidatos baja el ritmo, ocurren procesos clave:
• Se cierran vacantes urgentes que las empresas necesitan resolver antes de fin de año.
• Se reorganizan equipos y se proyectan incorporaciones para enero o febrero.
• Cae la competencia, porque muchas personas deciden “pausar” la búsqueda hasta después de las fiestas.
Y justamente ahí aparece una ventaja: menos postulantes, más visibilidad para quien sigue activo.
Mantenerse presente hace la diferencia
Seguir con una estrategia activa en diciembre no garantiza resultados inmediatos —como en cualquier búsqueda—, pero sí te posiciona mejor para cuando el movimiento repunte.
A veces, el simple hecho de estar presente cuando otros no lo están, es lo que hace que te vean.
¿Frenar o seguir? La decisión del mes
En un mes donde muchos bajan la guardia, el verdadero valor está en decidir si hacer lo mismo… o no.
No se trata de sobreexigirse, pero sí de mantenerse en el radar: actualizar tu CV, optimizar tu LinkedIn, enviar algunas postulaciones estratégicas, o incluso conectar con reclutadores que ya están planificando el 2026.
Diciembre puede ser silencioso, sí.
Pero a veces, es justamente en el silencio donde aparecen las mejores oportunidades.
Por mi parte, espero no perderte de vista. Y si estás en búsqueda, que este diciembre te encuentre con esperanza, estrategia y movimiento.
